Nuestra respuesta es la vida

Nuevamente siguiéndole las pista a una canción (la última vez llegué a una carta que el subcomandante Marcos del EZLN le escribió a Joaquín Sabina), me encontré con el discurso que dio Gabriel García Márquez cuando le entregaron el Nobel de Literatura en 1982, durante plena opresión de América Latina bajo regímenes no democráticos y manipulación externa dentro del contexto de la Guerra Fría.

Puede que todos esos hechos hayan quedado en el pasado, pero el coro de la canción que encontré -que es justamente la musicalización de parte del discurso- me parece totalmente esperanzador y atemporal:

Frente al saqueo, el abandono
nuestra respuesta es la vida.
Ni las pestes, ni las hambrunas,
ni diluvios, ni cataclismos,
ni siquiera las guerras eternas
a través de los siglos y siglos
han conseguido reducir la ventaja tenaz
de la vida sobre la muerte
en mi América Latina.
Ay, América!


García Márquez termina su discurso titulado "La Soledad de América Latina", del siguiente modo:

"... los inventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra."


Y como ya estamos viviendo esta segunda oportunidad, cito el famoso discurso que dio Neruda al ganar el Nobel, llamado "Hacia la ciudad espléndida":

"En conclusión, debo decir a los hombres de buena voluntad, a los trabajadores, a los poetas que el entero porvenir fue expresado en esa frase de Rimbaud: sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres."

Sólo con una ardiente paciencia. No olvidar.